Cuando los
filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión
sobre la existencia como el tema filosófico fundamental no se refieren a
la existencia como categoría abstracta, ni a la existencia de las cosas o
realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta.
Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias.
Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes
rasgos:
1.Tesis fundamental: es un
ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza
humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha
hecho; en el la existencia precede a la esencia.
2.
El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente:
lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la
realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en
ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no están
trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores
objetivos.
3.
El hombre es responsable de sí mismo y de todos los
hombres: somos responsables de nosotros
mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un
destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición
biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque
al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe
ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.
4.
La libertad humana trae consigo los sentimientos de
angustia, desamparo y desesperación.
Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de
los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una
tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la
conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque
no es posible un control completo de la realidad en la realización del
proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la
posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos
efectos.
5.
Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo:
para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe
en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más.
Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas
personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la
vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto
de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos
capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha
impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta
doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros
está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños,
de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro
proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como
consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente
se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay
siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo cobarde,
como para el héroe la de dejar de ser héroe.
6. Es una doctrina que reivindica la intersubjetividad:
aunque parte del cogito como la verdad indudable, no defiende el
aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con
el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la
presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio
ser, de nuestra propia realidad.
7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la
existencia de la “condición humana”:
aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí
se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la
identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y
comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la
libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son
estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.
8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la
crítica de la conducta inauténtica: aunque
los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas
elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de
mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las
pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar
ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi
voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que
asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél
que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.
9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene
un sentido a priori: declara que Dios no
existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar
del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.
10.
El existencialismo es un humanismo:
pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de
alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su
conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el
hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la
situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano
como el único ámbito al que el hombre pertenece.